Las suyas luchan contra la reducción de lo femenino a un cuerpo manejado por los dogmas: Femen defendiendo su libertad. Rechazan que la distinción de lo femenino y lo masculino no pueda ser transgredida: transexual(es) de Estudios de género. Eluden la imaginería en la cual han sido catalogadas por la industria del espectáculo: heroínas que no desean seducir, sino afirmar su identidad, cada una según su vida, su edad y su historia. No son efigies o egerías perfectas; son seres de carne y hueso, con sus miradas y sus signos distintivos.

Bettina Rheims utiliza los estereotipos que dominan la representación de la mujer, los desestabiliza, los invierte, y finalmente, los destruye. No inventa iconos, como se dice actualmente, sino que celebra seres reales; tan reales como los revelados por los artistas de África cuyas estatuas y máscaras acompañan la muestra: cuerpos terriblemente presentes, rostros intensamente vivos. El taller de la fotógrafa, en el cual fueron tomadas las fotografías polaroids de las Heroínas, contiene diversas esculturas de África y Oceanía, similares a las que se presentan aquí. Porque aquí, como en su taller, las mujeres de todo el mundo dialogan libremente entre ellas.